La virtud de un artista que no se idolatra a sí mismo

Ayer estuve en la firma de discos que Manuel Carrasco hizo en Sevilla. Más de 1.000 fans, haciendo un cálculo estimado, abarrotaban El Corte Inglés de Plaza de El Duque para ver a su ídolo. La verdad es que es espectacular observar el efecto que un artista causa entre sus admirador@s.

Aunque el evento comenzó a las 19.00 horas, much@s de sus incondicionales, preparad@s con sus bocadillos y refrescos, ya esperaban la llegada del cantante desde las 16.00 horas de la tarde. Todo un esfuerzo para conocer a su ídolo de cerca, poder hacerse una fotografía y obtener un autógrafo que guardarán como un tesoro.

Grupos de chicas cantando canciones, otras emocionadas al ver al artista recorrían la cola de arriba a abajo, asegurándose de no perder su turno, madres con sus hijos pequeños, también admiradores del cantante…caras llenas de alegría, sorpresa, expectación y nervios, muchos nervios.

A pesar de que el fenómeno fan es un factor común  en la mayoría de las firmas de discos y conciertos de estos artistas, lo que sí me gustaría resaltar, pues no es un hecho que suela darse en estos casos, es que Manuel Carrasco estuvo «dando el callo» en todo momento y no sólo hasta las 21.00, hora programada de finalización del evento, sino hasta las 23.00 horas. Firmó y se hizo fotos con todas las personas que se pusieron en la cola, claro está, con todas las que llevaban su disco (cosas del marketing), pero no se fue hasta que pasó su ultima admiradora por el escenario.

Muchas veces criticamos a los cantantes, pero igual esfuerzo tiene estar 4 horas esperando en una cola, que 4 horas firmando, sonriendo y haciéndose fotografías sin parar. Desde luego,  y teniendo en cuenta que yo no soy fan suya, me sorprendió gratamente su naturalidad y sencillez, y quizás sea porque él no se ha idolatrado a sí mismo, al contrario que otros muchos artistas de este tipo de fenómeno fan.